Exilio, retorno, solidaridad y memoria
Pertenezco a una de las 4 generaciones marcadas por el golpe. Tenía dos años en el momento en que truncaron por la vía de los tanques y el horror el sueño de muchos hombres y mujeres que día a día construían una realidad diferente y nueva, con sus mil desafíos en lo social y en lo humano.
Quedaron las madres de esos jóvenes y adultos que ya no están, con nombre y apellidos, en fotos como eran hace 50 años, Están los que salvaron dentro en una clandestinidad dura y vertiginosa, los que salieron al exilio en un proceso complejo y doloroso, estamos nosotros, que salimos al exilio “de la mano de”…pues éramos niños. En esos días de miedo e incertidumbre algunos permanecieron escondidos en casas de familiares, otros nacieron semiclandestinos y tomaron apellidos no legítimos para poder salir, otros jugaron meses en patios de embajadas hasta conseguir volar.
Soy parte, una gota de esa diáspora que sin entender por qué, abandonó el país con destinos desconocidos, haciendo escalas temporales variopintas como llegar a Colombia para salir a la RDA, de ahí estar una temporada en Cuba en la escuela “Solidaridad con Chile” en régimen de internado y terminar en México , todo eso en un lapso de dos años. Así bebés, niños y adolescentes cual saltimbanquis de puerto en puerto, fuimos liberados del terror y vivimos un exilio de regalo.
Yo, salí con 4 años, de la mano de mi madre, de madrugada, vestirme con chaqueta y gorrito y salir sin despedirme de mi prima para que no llorase, sólo un beso a mis abuelos, recuerdo el frio, un minibús y me contaron que pasamos por el paso libertadores a Mendoza, Argentina, Buenos Aires segunda parada y barco hasta Barcelona. Dos semanas navegando, una semana entera sin ver tierra firme, tiempo para darse cuenta de lo largo del salto. Seguimos los pasos de un primo de mi madre, militante del MIR que un año antes alcanzó a huir gracias a un familiar republicano catalán que lo recibió en Barcelona. Red familiar y cultura afín motivaron ese destino y no otro, aun así él no resistió y se suicidó tres años después, muchos no resistieron, Beatriz Allende hija de Salvador Allende se disparó un tiro en un cuarto piso en La Habana. Tabúes del exilio.
Llegamos recién muerto Franco, estábamos navegando el atlántico cuando llegó la noticia, se armó tremenda fiesta, esa noche la orquesta tocó con ganas, se bailó, se brindó y hasta los niños pudimos corretear entre el jolgorio.
Barcelona bullía, peleaba en la calle por la amnistía de los presos políticos, plena transición, mucha incertidumbre. Buses cruzados en las Ramblas y escaramuzas con los “grises”, éramos habitantes del Raval.
Iban saliendo más chilenos, Europa acogía en Suecia, Bélgica, Alemania, Inglaterra, con apoyo a la inserción (psicológico, económico) pero el frío del norte y el contraste cultural nos retuvieron en España.
Crecí entre Serrat, LLuis Llach, Maria del Mar Bonet, Los Parra, Inti Illimani y Quilapayún, Mercedes Sosa, Daniel Viglietti, Carlos Mejía Godoy y los Palacaguina y es que las dictaduras se replicaron por el cono sur y cuando no era concierto solidario con Chile, era por Argentina, por Uruguay o en apoyo a los movimientos de liberación nacional, Nicaragua, el Salvador, Colombia. Y terminamos todos coreando “a desalambrar a desalambrar” “el pueblo unido jamás será vencido” “vivos los llevaron, vivos los queremos”. Los artistas recorrían Europa, la comunidad se iba organizando, en el Palau d’esports Quilapayun presentaba la Cantata de Santa María, la matanza de Iquique, el canto, los puños alzados, reconectaban todo lo roto. La música, la plástica, la poesía, el cine, el teatro convocaban y saneaban.
El miedo a los arrestos selectivos de familiares y amigos llenaba los encuentros y se gritaba “compañeros detenidos desaparecidos: PRESENTE!! Ahora y siempre”. Había que denunciar las atrocidades de la dictadura, había que conseguir el repudio mundial y parar el dolor.
El año 78 lo recuerdo porque vino Tencha Bussi, viuda de Allende, viajó buscando la condena de los gobiernos europeos a la dictadura de Pinochet, “ vamos a ver a la Tencha”!!!, y ahí partía yo de la mano de mi tía. Fuimos 5000 personas en las Cotxeras de Sants. La casa de mi tía se había convertido en el consulado alternativo de Chile en Barcelona. Empezaba a hablarse de la Resistencia, de la reorganización en la clandestinidad y en el exterior.
En Chile se gestaban las agrupaciones de familiares de Detenidos Desaparecidos, de ejecutados políticos, empezaba su acción la Vicaría de la solidaridad, las primeras acciones del Movimiento Sebastián Acevedo, encadenándose en las rejas de los tribunales de justicia, la sociedad con mucho miedo y cautela se re-articulaba, en las poblaciones las ollas comunes, los comités pro derechos humanos: CODEJU; PIDEE, y las organizaciones políticas se reorganizaban con el miedo a los infiltrados, los seguimientos, “los sapos”. La CNI, la DINA (policía política) no daban tregua.
En el exterior el exilio se reorganizaba en los partidos tradicionales y se formaban comités de Solidaridad con Chile para denunciar las atrocidades de la dictadura y promover actividades de repudio y coordinar acciones de protesta: huelgas de hambre en cadena, tomas de consulados, entrega de petitorios, recogida de firmas, marchas, manifestaciones, actos, conciertos.
En las paredes de mi habitación había pegatinas del FSLN, PSUC, MIR, JJCC, UP, foto de Allende, El Che y Victor Jara, como yo, muchos tuvimos una infancia politizada, se mezclaba Mazinger Z, Heidi, la Batalla de los planetas con un pase de la “Batalla de Chile”, de Patricio Guzmán, con Trosky, Fidel, Marx,. Fuimos niños que crecimos rápido. El exilio superó la cifra de los 200 mil.
Llegaron los 80 con la Rebelión Popular de Masas, La Resistencia, la Desobediencia Civil, el” Y va a caer, y va caer y va a caer y va a caer”. En la Victoria, lo Hermida, la Pincoya, la Villa Francia, se alzan nuevos dirigentes, los jóvenes con mimeógrafos sacan panfletos (octavillas) y aparecen los primeros rayados en los muros, se convocan las primeras protestas, en el exterior hacemos eco, escuchamos radio Moscú y nos vamos pasando la prensa de la oposición: revista Análisis, diario Fortín Mapocho, y surgen entidades nuevas. En Barcelona “Mujeres por Chile”, en casa de mi tía se reúnen mujeres de distintos partidos y sin partido para crear nuevas maneras de reivindicar el retorno de la democracia en Chile, pintoras, músicas, escritoras, artistas plásticas y visuales, estudiantes, feministas. Se suceden actos y acciones de pequeño formato y de gran formato y convocatoria, se busca la participación de personalidades, el apoyo del mundo de la cultura, pintores como Guinovart o Balmes diseñan los posters, Marina Rosell canta con su guitarra en actos de solidaridad, Eulogio Dávalos con su piano… se busca el apoyo de amplia gama de partidos políticos, todos y todas contra Pinochet.
Con 15 años viajo sola a Chile, desde Mallorca, aquí con mis contemporáneos escuchábamos Aviador Dro, Los Rebeldes, Hombres G o The Cure, talco en la piel, laca en el pelo, se usaban los jerseys Privata y lo top era llegar en Vespino al instituto. Aterrizo en un país que acaba de vivir el gran paro nacional del 2 y 3 de julio de 1986, jornada histórica en que la gente se tomó las calles, ardieron neumáticos, y se unieron profesores, estudiantes y obreros en marchas por todo el país, fue el primer gran pulso a la dictadura. Un punto de inflexión. Los estudiantes secundarios un año antes habían hecho la primera toma (ocupación) del Liceo 12, chicos de 14 a 17 años en el techo del Instituto desplegando un gran lienzo: “Seguridad para estudiar, libertad para vivir” terminó con 315 detenidos y un asalto violento de carabineros, lacrimógenas y apaleos varios. Todos juntos desde el comité pro Feses, jóvenes de la democracia Cristiana, de la izquierda cristiana hasta comunistas, los sin militancia, con las venas ardiendo de verdad y rebelión, venciendo el miedo, soportando las lumas, (palos de madera dura, árbol nativo, porras).
Mi familia, opositora al régimen no salía a las protestas, caceroleaba en el patio y poco más. Por vecinos, estudiantes de secundaria, sé de las protestas en Cumming con Alameda a las 12h, me presenté y de repente, de la nada se juntaron unos 200 muchachos gritando, parando el tránsito vehicular de la Alameda, lanzando panfletos y consignas, una marcha espontánea que logra avanzar hacia la Moneda, dos calles más arriba antidisturbios dispersan, guanaco (carro lanza aguas), zorrillo (lacrimógenas) y antidisturbios a la carga, tomando detenidos. Yo corro sin saber a dónde, un muchacho coetáneo, me toma de la mano y me dice somos “pololos” y nos ponemos a caminar en dirección a los antidisturbios que corrían hacia nosotros, él que me dice, no sueltes mi mano y no les mires.
Nos esquivan y seguimos al siguiente punto de encuentro tres calles más allá, media hora después. Es el juego de las escaramuzas y la burla, es el poder de querer cambiarlo todo porque somos jóvenes, invencibles, inmortales, y nos mueve la sed de justicia.
Se vuelve a armar, cortamos otra vez la Alameda y nuevas caras se suman, otros liceos de la zona que ya salen de clases. Es la generación de los pingüinos, que cíclicamente remueve el país, los que el 2019 empezaron el estallido social.
El muchacho que me protegió y me usó para salvarse de ser detenido era Dago Pérez, hijo de Lumi Videla, tenía 26 años cuando fue lanzada muerta en una bolsa de basura negra luego de abusos y tortura al patio de la Embajada de Italia donde estaban refugiados varios hombres y mujeres con sus hijos, como medida de amedrentamiento; su padre, Sergio Pérez, detenido desaparecido hasta el día de hoy. Dago vivía con su abuela, en esa época se hacían pocas preguntas, se trataba de actuar, muchos años después, ya adulta supe de quién era descendiente.
Él sabía cuál era el siguiente punto y de su mano conocí varios muchachos, asistí a numerosas reuniones: en el centro de alumnos de la Facultad de ingeniería de la U de Chile, en la sede del CODEJU, y terminé de invitada en el primer Congreso de la FESES, celebrado en la sede Central de la Universidad Católica, yo era la “española”, se respiraba rebeldía y ganas de cambiar la historia, se discutían contenidos y el cómo organizar la acción , cómo convocar para llegar a más y más estudiantes, cómo romper el miedo y avanzar en la lucha contra la dictadura. La FESES denunciaba la Educación de mercado que pretendía la dictadura con la municipalización de los colegios y liceos y la privatización de la educación superior.
Llegó una advertencia rotunda, a los 15 días de mi aterrizaje, el caso Quemados, Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas De Negri son rociados con bencina y quemados por cuerpos de seguridad del Estado, él estaba como yo, reencontrándose con Chile después de crecer en EEUU, yo salvé, él murió, Carmen quedó con vida y un 70% de SCQ, La dictadura actuaba de forma selectiva y contundente, la CNI perseguía, y seguían asesinando, un año antes tres profesionales comunistas fueron degollados.
Eso nos levantó más, la indignación creció, y nuestra vida breve y pequeña importaba menos, nos seguíamos sintiendo inmortales e invencibles, teníamos 15 años…
En reuniones más pequeñas, escuché por primera vez conceptos como Marxismo-leninismo, la disyuntiva entre política de cuadros o política de masas, el cuoteo en las organizaciones sociales, quién estaba llevando la batuta….pero sobretodo se trataba de organizar quién se conseguía la bencina, quién las botellas y los trapos para las molotov, dónde se recogían los panfletos, y cuál iba a ser el segundo “punto”. A qué hora nos juntábamos para hacer el mural y quién traía la pintura negra. Dónde se iba a hacer el rayado, de dónde se sacaba el spray. Y entremedio se organizaban fiestas, dónde hay fiesta el sábado? y a la voz de “Qué será lo que quiere el negro?” todos saltábamos coreando “que se vaya Pinochet!!!”, “ el que no salta es “sapo”, y se armaba. De fondo Los prisioneros, Soda Estereo, Charly García o de Kiruza con su “algo está pasando, algo huele mal, afuera hay 5 tipos que nos quieren liquidar”. En la movida cultural estaban las peñas donde el folclore se mezclaba con Silvio Rodriguez o Serrat, prohibidos por la dictadura, Matucana 100, donde las artes plásticas y el rock reunían a músicos, actores, jóvenes rebeldes del tejido underground de la ciudad, allí conocí a Amanda Jara, la hija de Victor, escuché a los Electrodomésticos y disfruté muchas performance. El arte sostuvo y dio alas a la rebeldía.
Llegó septiembre, preparar la marcha del 11 al cementerio general, La lucha en la calle exigía un mínimo de preparación: limón y sal, pañuelos para soportar los gases, ese día coreamos: por los DD, los PP, y a grito y puño alzado: Pinochet, CNI, asesinos del país. En la noche cada cual fue a distintas poblaciones, yo terminé con un grupo de jóvenes de la IC, exhausta, durmiendo en una capilla, los compañeros se habían conseguido ese lugar para protegernos al final de la jornada, no era un día para volver a casa.
En las poblaciones estaban los Comités de autodefensa, ellos coordinaban el alertar cuando llegaba la represión, preparaban los materiales para proteger a la población, los neumáticos para las barricadas, los miguelitos (clavos retorcidos) para impedir el avance de los buses de pacos, etc.
Con todo eso vivido, con esa impronta, regreso a Mallorca, la isla de la calma, me espera 3º de BUP, el instituto Ramón LLull, y yo sin Vespino. Me vinculo a las JJCC de Chile en España pues era la única juventud política organizada y me embarco en formar un comité de solidaridad con Chile en Mallorca, jóvenes chilenos y mallorquines nos empezamos a reunir y organizamos rifas, un mural, realizamos una toma simbólica de la oficina consular honoraria en Palma, reivindicando la libertad de los presos políticos en Chile y el fin de la dictadura, para el 11 de septiembre convocamos un gran acto por la democracia y contra la dictadura en Chile, contó con el apoyo de todas las fuerzas políticas democráticas de la isla, desde nuevas generaciones, UM,JS, joves del PSM, CJC, y organizaciones sindicales, en el salón de actos de CCOO recibimos a Edgardo Enriquez, militante del partido radical y padre del fundador del MIR, Miguel Enríquez, muerto en un enfrentamiento contra la DINA el año 1974, tenía 30 años, padre y médico de profesión.
Necesitábamos que el repudio internacional a la dictadura, dejara en evidencia a la derecha y centro derecha chilenas y se alejaran de Pinochet. El plebiscito de 1988 estaba a la vuelta de la esquina, el NO tenía que ganar.
Ese año en un encuentro en Bélgica con más jóvenes chilenos exiliados pude conocer a Carmen Gloria Quintana, la que quemaron en 1986, ella estaba en Europa pues de forma solidaria le ofrecieron tratamiento de reconstrucción del rostro y manos con cirugía plástica, escuchar su testimonio reafirmó el compromiso de luchar contra ese estado terrorista, abrazar su cuerpo frágil y sentir su entereza, me dio el impulso final a plantearme el retorno como siguiente paso al cumplir los 18 años.
En toda Europa empezamos a trabajar por el NO, “Chile, la alegría ya vieneeee”, y no fue fácil, el SI sacó un 40% del apoyo, un 40% quería la continuidad de Pinochet y su régimen, ese 40% duele, son los que niegan el lado oscuro de la dictadura, que solo ven “el jaguar de América” fruto del neoliberalismo salvaje que impuso el régimen de Pinochet.
Lo que había sido un regreso a goteo según salían publicadas las listas, o se decidía un retorno en clandestinidad, porque la lucha estaba en el interior, y el actuar picaba en la piel, aunque el resultado final fuese detención y cárcel. Después del plebiscito, el retorno se masifica, por las ganas de ser parte de la reconstrucción de la democracia, de recuperar un Chile libre y caminar juntos por las grandes alamedas como anunciara Allende.
El gobierno Danés financia el proyecto del Hogar El Encuentro, casa que servirá de acogida e inserción de jóvenes que retornan solos desde distintos países: Suecia, Hungría, URSS, Alemania, Francia, Mozambique, Cuba, Venezuela, España…, porque los padres ya no se plantean volver, otros no se quieren arriesgar, ya no están o volvieron en clandestinidad o están en la cárcel pública.
Septiembre de 1989, escribo mi carta al ACNUR y obtengo el reconocimiento de exiliada y como tal un billete de avión de sólo retorno y el derecho a transportar 100kg, empaco mis tesoros: libros, discos de vinilo, mini cadena para poder escucharlos, un edredón y con 18 años regreso con toda la ilusión a ser parte de ese nuevo capítulo de la historia, a los tres meses luego de dar botes en casas de familiares entro a convivir al Hogar El Encuentro, allí vivimos una fauna variopinta de entre 18 y 28 años, haciéndonos un lugar en el país de nuestros padres, todos traemos una imagen idolatrada de Chile, un país donde no crecimos y nos costaba entender. “Vuelvo” de Inti illimani y “Vuelvo para vivir” de Illapu se hacen himnos de los retornados.
Mientras, los presos políticos entre rejas esperan juicios y sentencias que no llegan y la incertidumbre se respira en el aire.
Primer jolgorio, el 30 de enero de 1990, antes del cambio de mando, se fugan de la cárcel pública 49 presos políticos, operación Éxito, después de 18 meses el trabajo artesanal de 24 hombres, construyendo un túnel de 60m de largo y 40 a 50 cm de diámetro, logran salir en el lapso de dos horas, ellos y 25 presos más de otros partidos políticos, entre los ejecutores se encontraban Rafael Pascual y Jorge Martín, hijos de exiliados republicanos españoles llegados en septiembre de 1939, en el Winnipeg, barco que fletó Pablo Neruda con más de 2000 refugiados de la guerra civil española desde campos de refugiados en Francia. Ellos han tenido prohibido el regreso a Chile por causas pendientes con la justicia militar, mientras, muchos militares, que violaron los DDHH, mataron y torturaron, viven en Chile tranquilos con sus causas prescritas, o Juicios que aún no terminan. Así va la justicia. Ese día, brindamos por la fuga, celebramos y sentimos que un tiempo nuevo empezaba.
Primera puñalada, Patricio Alwyn recibe la banda presidencial, pero Pinochet se queda como Comandante en Jefe de las FFAA y senador Vitalicio en el Senado.
Tres semanas después de asumir Alwyn el poder político, 75000 chilenos llenamos el Estadio Nacional, el que fuera recinto de reclusión masiva, interrogatorios y tortura, se limpió a viva voz de la mano de Silvio Rodriguez e Irakere, quedamos afónicos de cantar “Santiago de Chile”, “Ojalá”, y tantas otras que habían estado prohibidas por el régimen.
Un mes después, en dos tandas, Serrat llena el estadio nacional, Alwyn entre los asistentes, 55000 personas, cantando al unísono “volver a los 17 “ de Violeta Parra, y finalmente para completar la catarsis, en Octubre, Amnistía Internacional organiza “Un abrazo a la esperanza”, 17 horas con músicos de todo el mundo: Sting, Peter Gabriel, Sidney O’Connor, Rubén Blades, Luz Casal, Los Ronaldos…80000 personas saneando el dolor después de 17 años, las madres y mujeres de la agrupación de familiares de Detenidos Desaparecidos se suben al escenario junto a Sting y bailan la cueca sola, el estadio se llena de luces. Creo que todos lloramos.
El año 90 fue un año de sanar, ventilar, limpiar, retomar los espacios, reclamar para el Ex Estadio Chile el nombre de Victor Jara, todo por hacer y costaba entender cómo y por dónde.
El Hogar El Encuentro termina y el retorno continúa, Chile, ese país largo y estrecho con fronteras naturales contundentes, desierto al norte, cordillera al este, océano al poniente y Hielo al sur se empieza a llenar de salsa de los retornados de Cuba, de merengue de los que regresaban de Colombia, Reggae, desde otras zonas del caribe, rock desde Europa y las estructuras culturales rígidas se empiezan a tambalear y cuestionar: feminismo, ecología, cultura, la demanda histórica de los pueblos originarios empiezan a ser nuevos frentes en esta reconstrucción entre todos y todas, la democracia y la libertad abren las puertas a frentes postergados porque lo primero era recuperar la democracia.
Seguíamos con los presos políticos en las cárceles, de huelga de hambre en huelga de hambre, aún no se sabía cuántos detenidos desaparecidos, cuántos ejecutados políticos había en total y los tanques seguían al mando de Pinochet.
La esperanza de verdad y justicia se abre camino: se establece la comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que en 1991 presenta el Informe Rettig, sale la cifra de 2279 víctimas de violencia política, se recogen los testimonios de familiares directos y se abre el espacio bajo “testimonio protegido” para lograr recabar información y conocer el paradero de los detenidos desaparecidos. En el intertanto Pinochet hace sus “ejercicios de enlace” y Patricio Alwyn calma los aires con “habrá justicia en la medida de lo posible”, los militares no salieron derrotados, la democracia estaba amarrada. La constitución de 1980 establece una democracia protegida y autoritaria con senadores designados…
Las agrupaciones siguen pataleando y la lucha por verdad, justicia y reparación sigue adelante, en 1996, sale una nueva cifra 3197 víctimas de ejecución extrajudicial y desaparición forzada. En 1998 Pinochet es detenido en Londres, el juez Garzón logra la orden internacional de captura por el asesinato de varios españoles durante la dictadura. Y aunque finalmente en marzo del 2000 regresa a Chile y termina muriendo en su casa, frente al mundo pasa por una detención de 503 días por genocidio, es un pequeño éxito de la justicia internacional, no se logra una sentencia, no hay condena, pero algo aplaca y lo celebramos.
La dictadura había sacado para proteger a su gente la Ley de amnistía en 1978 , que dejaba los crímenes de la dictadura impunes, en 1998 la Corte Suprema lo descarta en violaciones a los derechos humanos, y empiezan juicios que se alargan décadas, mientras, se van muriendo los acusados: Arellano Stark entre ellos (caravana de la muerte). Hay más de 1500 casos judiciales pendientes, para los que finalmente recibieron condenas y las cumplen, habilitaron una cárcel de lujo en Punta Peuco, exclusiva. Los culpables están todos viejos, se están muriendo, el paradero de los Detenidos desaparecidos se va con ellos.
Para dar cumplimiento a las recomendaciones del Informe Rettig crean la Corporación nacional de Reparación y Reconciliación, que trabaja entre 1992 y 1996, profundizando las investigaciones y completando el informe Rettig, desde el año 2003 trabaja la Comisión Valech (Comisión Nacional sobre prisión política y tortura), hasta el 2011, ampliando los testimonios a más de 30.000 , recogidos bajo confidencialidad por 50 años, esta cifra se discute hoy, cuando al menos 8000 personas han pedido que se liberen sus testimonios para ser presentados a los tribunales de justicia y terminar así con los pactos de silencio e impunidad.
Como resultado del informe Valech se establece una pensión de reparación y otros beneficios como gratuidad para estudios superiores, ayudas a la vivienda y gratuidad en los servicios médicos y de rehabilitación.
En 2010 se crea el Museo de la Memoria, empiezan desde la institucionalidad actos de “reparación simbólica”, con diversos homenajes a las víctimas: placas recordatorias, monumentos, entrega de títulos póstumos a los familiares de los ex alumnos DD o EP.
Las agrupaciones y entidades de derechos humanos 50 años después siguen pataleando, porque los que participaron en las detenciones de los desaparecidos se han burlado y se siguen burlando, y la justicia sigue siendo Insuficiente e ineficiente, con sentencias de baja condena, que no dejan caminar con la frente en alto a los familiares y la derecha con esas sentencias irrisorias de 5 o 10 años de prisión sigue pormenorizando los hechos acontecidos durante el golpe y en los 17 años de dictadura, hablan de dos bandos, un supuesto estado de guerra y sus bajas respectivas.
En agosto de este año, Gabriel Boric lanza el “Plan nacional de búsqueda” como política pública integral, para buscar a los DD, recuperar sus restos, porque estamos a contra reloj, se mueren los culpables y solo se ha esclarecido el paradero de 307 DD. Se trata de buscar verdad, reconstruir memoria, hacer justicia y dar garantías de no repetición.
Este 23 de septiembre, Máximo Pincheira, (hijo de un miembro del GAP asesinado), artista visual, junto a otros 11 artistas realizó una performance con su sangre, corriendo entre canaletas, frente a la casa de Henry Kissinger en NY, luego que en mayo se publicaran archivos de seguridad nacional de los EEUU, y en los documentos desclasificados quedara en evidencia el rol de Kissinger en el derrocamiento de Allende (reuniones con Pinochet “queremos ayudarlo, no perjudicarlo”).
En este recuento, este ejercicio de memoria viva, me falta mencionar a la cuarta generación, la de nuestros hijos, la de los nietos de los que a pulso levantaron y defendieron desde la Moneda, las Universidades, las minas, los puertos y pueblos el Gobierno de la Unidad Popular y la democracia, ellos son los que pueden seguir sosteniendo las demandas de verdad, Justicia, reparación y velar por la no repetición, cuando nosotros ya no estemos.
El 1 de septiembre, en la Habana, en un conversatorio por los 50 años como este, dieron su testimonio las 4 generaciones, lloramos todos, develar lo atorado durante 50 años, recordar lo ocurrido, contar lo que ha sido crecer con ello, nos sana como colectivo y como país. Memoria y democracia se necesitan. Memoria es democracia y futuro.
Gracias por vuestra atención, presencia y escucha,
Liza Bustamante
Palma de Mallorca, noviembre de 2023